La forja de heroes

No soy un dios, ni un demonio, solo un humilde trovador, he recorrido el mundo, presenciado batallas, y me he conmovido por cada simple acción, desde las últimas palabras de un caballero antes de entrar al campo de batalla, hasta las canciones provenientes de los ojos de dos amantes al separarse, he cruzado los planos, me he enfrentado a la muerte en múltiples ocasiones, he incluso he sacrificado mi corazón, por el bien de los que habrían de convertirse en héroes.

Y hoy me pregunto hasta donde puede soportar la fe, he memorizado las odiseas de cada uno de los héroes de antaño, he compuesto canciones, y odas de caballeros en su camino a convertirse en héroes, he vivido todas y cada una de estas historias, de héroes que aun teniendo todo en contra se levantaron y encararon lo que sería un fin inevitable, por la fuerza de su fe, he cantado cada batalla, cada épica, con el mismo orgullo de aquellos que las llevaron a cabo.

Y ahora, al observar a la nueva generación de héroes, mis ojos no pueden hacer otra cosa que soltar lagrimas, pues estos no han aprendido nada de aquellos que cimentaron el camino que ahora pisan, solo son hombres controlados por sus espadas, y por emociones más viles, han olvidado lo sublime, de portar una espada por honor, de pelear por el amor de una mujer, de entregar el corazón en una batalla, y de saber que la verdadera inmortalidad solo llega a aquellos que lo dan todo por el solo hecho de saber qué es lo correcto.

Mis dedos ya no tocan el laúd, mi boca ya no pronuncia palabra, si esto es por lo que he vivido tanto tiempo, solo un puñado de guerreros, codiciosos, que manchan el recuerdo de los verdaderos héroes, entonces tal vez ha llegado el momento de despedirme también de este mundo, de seguir el camino de los héroes para los que cante y compuse antaño, si esto es lo que queda, el mundo ya ha llegado a su fin, mi nombre es Belkkan, y solo espero que estas, mis últimas palabras, den el coraje a los nuevos guerreros de recordar lo que significa la forja de héroes.